De cara al desempleo y otras desgracias del siglo XXI ¿será políticamente incorrecto llorar en el transporte público? ¿habrá acto más vergonzoso que ir estirando el único pañuelo desechable que queda en la mochila? Últimamente parece que no hay tragedia más penosa que la de perder el empleo justo cuando se hizo una compra a meses, la cría se enferma o el perro necesita una cirugía. Mientras tanto uno que otro incauto llorando por el azote de la neurosis, que de cualquier manera es el pan de todos los días. ¿Por qué duele tanto lo obvio? Carta del 40 Seguramente lo vi en algún programa de Nickelodeon, ya no lo recuerdo porque ya tiene muchos años que me escribo una carta década. La escribo el día cinco de julio para abrirla el día cuatro, casi diez años después. Ahora mismo tengo el papel amarillento debajo de la lámpara. Dos predicciones cumplidas. Personas fueron mencionadas: los críos, la CCR (si se puede mencionar como persona), Lex, Los Mala Copa, Carlos y Vero, Pat
La última vez que vi al psiquiatra dijo: acostúmbrese a su trastorno, abrácelo, vívalo, contrólelo. No deje su medicamento. Hipotensión ortostática. La veo en un mes. Así que bueno, acá estoy haciendo la tarea para lo cual tengo que decir: pocas son las cosas que disfruto como escribir cuando me acaban de golpear. Yo no trato nada, aplico herramientas conductuales. Guaf. Claro que no siempre recuerdo salir de mis patrones, a veces me es inevitable la náusea, sobre todo cuando el cerebro anda bajo de sus propias sustancias y ahí ando arriba y abajo arrastrándome. Se puede vivir así, claro que sí, pero cuando se cruza en el camino la gente con superioridad moral, ¡uy! ¡Cristo, agárrame que me caigo! Round 1 “Si ya no quieres vivir ¿porqué sigues?” más o menos así iba acabando la conversación con la señora que desde su banquito del edadismo me dijo dónde debería yo estar parada, y todo lo que he de tragarme por cometer algo que ella (yo no) considera un error. En realidad, no era